DOMINGO IV DE PASCUA

CICLO B

JESÚS ES EL BUEN PASTOR.


“El buen pastor da la vida por las ovejas”. (Jn 10,11-18)
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre."




Cuento: “Jesús nos ama y nos cuida”:

La Biblia, frecuentemente, se refiere a los cristianos como ovejas. Consideremos algunos hechos concernientes a las ovejas y pensemos cómo se pueden aplicar a nosotros:

1. Las ovejas no tienen defensas: Casi toda la creación animal de Dios, cuenta con alguna clase de mecanismo de defensa, ya sean garras, dientes, color especial o velocidad, fuerza o sentidos agudos. Pero las ovejas no tienen nada de eso. Son débiles, lentas y torpes. No pueden ni gruñir.

La única protección, como nos ocurre a nosotros, viene de su pastor.

2. Las ovejas tienen dificultad en encontrar pasto y agua: Dependen totalmente de su pastor para alimentarse. Si no lo consiguen, comen hierbas venenosas y mueren. Nosotros igualmente, debemos depender del Señor, para no alimentarnos de todo aquello que nos contamina y nos lleva a la muerte.

3. Las ovejas se asustan fácilmente: Asustarse, las puede llevar a actos que ponen en peligro su vida. Así que, su pastor trata de mantenerlas en calma, cantando y estando cerca de ellas. Nosotros, también nos asustamos o caemos bajo el pánico, ante el más mínimo peligro. Si creemos, podemos tener la misma relación protectora con nuestro Pastor.

4. Las ovejas tienen mal sentido de dirección: Se extravían fácilmente aún en su propio territorio. Nosotros actuamos de manera similar, no podemos ser nuestro propio guía; necesitamos confiar en nuestro Pastor, oír su voz y obedecer para transitar por sus caminos, para no perdernos por los oscuros atajos del mundo.

5. Las ovejas no pueden asearse muy bien: El pastor es quien las mantiene limpias. Nosotros también por naturaleza estamos sucios, por culpa del pecado. Solamente nuestro Pastor nos puede limpiar.

No nos halaga que nos comparen con las ovejas. Podemos escoger ser orgullosos y cerrar los ojos a la verdad o volvernos a nuestro Pastor en dependencia amorosa, seguro de su cuidado y amor constante.

Comparte con un amigo algo que hayas aprendido hoy en cuanto a ser una simple oveja. Quizás tu conversación animará a otros a venir al rebaño.

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas” . (Jn 10,11)


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