SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS

CICLO C

MARÍA, MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA


“Encontraron a María y a José, y al niño” (Lc 2,16-21)
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.




Reflexión: “Breve historia sobre el origen y la importancia del dogma de María Madre de Dios”:

En el año 428, en la catedral de Constantinopla, predicó el predicador Proclo y escuchaba el Patriarca Nestorio. “Al terminar, Proclo invocó a María como Madre de Dios, pero aquello molestó al Patriarca, que tomó la palabra y dijo que eso no le parecía correcto, que aunque el pueblo hablase de Santa María, Madre de Dios, no era correcto. Que había que decir que María es madre de la humanidad de Jesús. Sería ‘madre del templo, pero no del Dios que está dentro del templo’: así lo explicaba él. Se armó un gran revuelo, algunos hablaban en voz alta. Y un abogado de Constantinopla que se llamaba Eusebio y debía ser todo un personaje, se puso de pie y gritó: el Verbo eterno, por segunda vez, nació de la Virgen María”.

(Se refería a que el Verbo es engendrado por el Padre, pero “según la carne”, una “segunda generación o engendramiento”, en la Virgen. No hablaba de partos ni nacimientos).

“Parte de la Iglesia llegó a la convicción de que el Patriarca Nestorio era hereje, y la gente dejó de ir a sus actividades. San Cirilo de Alejandría fue el obispo elegido por Dios para explicar y defender la conveniencia de llamar a María Madre de Dios”.

“Él explicó que cuando se es madre, se es madre de una persona, no únicamente de un cuerpo. Cuando decimos que somos padres de un hijo, ya sabemos que hemos engendrado su cuerpo, no su alma, que es infundida por Dios. Pero a nadie se le ocurre decir ‘soy padre del cuerpo de mi hijo’.”

San Cirilo insistió en que en Jesús hay una única persona “que sin dejar de ser Dios ha tomado la condición humana, y María, por la Encarnación, se ha hecho madre de esa única persona”. Desde que se ha encarnado, el Dios hecho hombre, todo él, tiene a María por madre.

En esta controversia, el Papa Celestino I decidió a favor de San Cirilo y en contra de Nestorio. “Nestorio divide a Cristo como si en Cristo hubiera dos personas y María fuera madre de sólo una y no de otra”, señaló el Papa. “En Cristo hay una sola persona y María es madre de esa persona. Y es madre de Dios porque esa persona es divina”.

En el año 431, dos años y medio después del incidente de la catedral, se celebró el Concilio de Éfeso para reafirmar esta enseñanza. Se reafirmó que en Jesús no hay dos sujetos, uno humano y otro divino, sino una única persona divina que ha tomado la naturaleza humana, y María, por la encarnación, es madre de esa única persona”.

“Hermanos: cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para recatar a los que estaban bajo la Ley.” (Ga 4,4-5)


Guión Litúrgico:

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