DOMINGO V DE PASCUA

CICLO A 14.05.2017

JESÚS NOS ENSEÑA EL CAMINO HACIA EL PADRE.


“Yo soy el camino, la verdad y la vida”. (Jn 14,1-12)
En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.




Reflexión: “El laberinto de la vida”:

¿Te gustan los crucigramas? Uno de mis crucigramas favoritos es el del laberinto. La solución a un laberinto es encontrar el camino que lleva del punto de partida a la terminación. El laberinto está hecho de caminitos sinuosos, que van de un lado a otro, pero sólo hay un camino que te lleva a la meta. Si tomas el camino erróneo, vas a terminar en un lugar sin salida y tendrás que ir atrás y tratar otra vez. Aunque estos crucigramas pueden ser divertidos y uno obtiene una gran satisfacción al llegar a la meta, también puede ser frustrante cuando cada vez que tomamos un camino parece llevarnos a una lugar equivocado.

Me imagino que así debieron sentirse los discípulos de Jesús en la lección bíblica de hoy. Jesús sabía que el día de su crucifixión se estaba acercando y que pronto tendría que regresar a su Padre en el cielo. Él estaba tratando de preparar a sus discípulos para el momento en que Él no estaría con ellos. "No se preocupen," les dijo Jesús, "iré a prepararles un lugar para ustedes. Cuando todo esté listo, vendré y los buscaré para que estén conmigo. Ustedes saben el camino a dónde yo voy a ir."

"No, no sabemos", dijo Tomás. "No tenemos idea a dónde vas, así que ¿cómo podremos saber el camino?"

Jesús le contestó: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mí."

Felipe, otro de los discípulos habló diciendo: "Señor, enséñanos al Padre y estaremos satisfechos."

Jesús contestó: "He estado con ustedes todo este tiempo, Felipe, y ¿todavía no sabes quién soy? ¡Todo el que me ha visto, ha visto mi Padre ! Sólo cree que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí." Jesús deseaba que sus discípulos supieran que Él y el Padre eran uno, y que si ponían su confianza en Dios y en Él, ellos se reunirían con Él en el cielo algún día.

Algunas veces la vida puede ser muy confusa y nos sentimos incapaces de saber qué camino tomar. Parece que cada camino que tomamos nos lleva a una calle sin salida. Cuando esto ocurre, necesitamos recordar que Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mí." Si deseamos mantener nuestros ojos en Jesús y seguimos sus enseñanzas, encontraremos el camino que nos lleva a nuestra meta: la vida eterna celestial con Jesús.

Padre, ayúdanos el mantener nuestros ojos en Jesús porque sabemos que Él es el camino, el único camino. Amén.

“Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”. (Jn 14,6).


Guión Litúrgico:

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