DOMINGO IV DE PASCUA

CICLO A 07.05.2017

JESÚS NOS INVITA A SEGUIR SU VOZ.


“Yo soy la puerta de las ovejas”. (Jn 10,1-10)
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a sus voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños." Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante."




Cuento: “El abuelo, el nieto y el burro”:

Un abuelo y su nieto salieron de viaje con un burro. El nieto había pasado las vacaciones con su abuelo y ahora volvía a casa de sus padres para empezar nuevamente el colegio. A ratos, el abuelo o el nieto se subían al burro y así iban haciendo el viaje más cómodo.

El primer día de viaje llegaron a un pueblo. En ese momento el abuelo iba sentado sobre el burro y el nieto iba caminando al lado.

Al pasar por la calle principal del pueblo algunas personas se enfadaron cuando vieron al viejo sobre el burro y al niño caminando. Decían:

- ¡Parece mentira! ¡Qué viejo tan egoísta! Va montado en el burro y el pobre niño a pie.

Al salir del pueblo, el abuelo se bajó del burro. Llegaron a otro pueblo. Como iban caminando los dos junto al burro, un grupo de muchachos se rió de ellos, diciendo:

- ¡Qué par de tontos! Tienen un burro y, en lugar de montarse, van los dos andando.

Salieron del pueblo, el abuelo subió al niño al burro y continuaron el viaje.

Al llegar a otra aldea, la gente exclamó escandalizada:

- ¡Qué niño más maleducado! ¡Qué poco respeto! Va montado en el burro y el pobre viejo caminando a su lado.

En las afueras de la aldea, el abuelo y el nieto se subieron los dos al burro. Pasaron junto a un grupo de campesinos y éstos les gritaron:

- ¡Sinvergüenzas! ¿Es que no tenéis corazón? ¡Vais a reventar al pobre animal!

El anciano y el niño se cargaron al burro sobre sus hombros. De este modo llegaron al siguiente pueblo. La gente acudió de todas partes. Con grandes risotadas los pueblerinos se burlaban diciendo:

- ¡Qué par de tontos! Nunca hemos visto gente tan tonta. Tienen un burro y, en lugar de montarse, lo llevan a cuestas.

Al salir del pueblo, el abuelo después de pensar un buen rato le dijo a su nieto:

- ¿Ya ves que lo que puede ocurrir cuando nos dejamos llevar por las diferentes voces que nos invitan a hacer lo que a ellas les parece? Por eso es importante, querido nieto, escuchar al que nos guía siempre por el camino correcto: La voz de Buen Pastor.

- Abuelo, dime quién es ese Buen Pastor? –inquirió el nieto.

- Ese Buen Pastor se llama Jesús; Él es la voz que hay que seguir si no queremos hacer tantas tonterías y si verdaderamente deseamos ser felices. FIN.

“Cuando ha sacado todas sus ovejas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. (Jn 10,4).


Guión Litúrgico:

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