Cuento: “Una Cena muy especial”:
Cuando llegó la hora de cenar, Jesús y sus amigos se sentaron a la mesa. En un momento de la cena, Jesús tomó un pan, dio gracias a Dios y lo partió para compartirlo con todos. Lo mismo hizo con una copa de vino; dio las gracias a su Padre por ella y compartió con sus discípulos. Todos comieron y bebieron del mismo pan y del mismo vino.
Al repartir el pan Jesús dijo: “Este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros” Y cuando compartió la copa de vino dijo :”Esta es mi sangre, que será derramada por vosotros y por muchos para el pendón de los pecados”.
¿Te das cuenta que a Jesús, para poder quedarse para siempre con nosotros, se le ocurrió la idea de permanecer en el pan y en el vino que, después de la consagración hecha por el sacerdote en la misa, son su Cuerpo y su Sangre? ¿Te has fijado que en un momento de la Misa levantan un panecito blanco y redondo y también una copa para que todos lo adoremos? Después de ese gesto del sacerdote, es Jesús mismo el que está sobre el altar representado en el pan y en el vino. Este es uno de los regalos que Jesús nos hizo el primer Jueves Santo de la historia. No dejemos, pues, de acudir y participar cada domingo en esta cena tan especial a la que Jesús nos invita con tanto amor.
“…Tomó pan Jesús y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: ‘Tomad, comed, éste es mi cuerpo’ Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: ‘Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados’" . (Mt 26,26-27).