DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO

CICLO A 12.02.2017

JESÚS NOS ENSEÑA EN QUÉ CONSISTE LA PLENITUD DE LA LEY.


“He venido a dar plenitud”. (Mt 5,17-37)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado.

Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto: A vosotros os basta decir "si" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno."




Cuento: “La hormiga rebelde”:

Había una vez una hormiga que estaba harta de ser hormiga. No le gustaba nada: las normas le parecían muy estrictas, se hartaba de tener que esperar larguísimas colas y odiaba hacer lo mismo que todo el mundo, siguiendo las órdenes generales.

Ella quería ser como las mariquitas y los escarabajos, y vivir despreocupadamente. Y tanto se esforzó por conseguirlo, que finalmente un día de viento, se agarró a una gran hoja y se fue volando arriba y arriba. Cuando estaba muy alto, tanto que ya no se distinguían los insectos, miró abajo y no pudo creer lo que vio: de entre las hierbas se alzaba el magnífico hormiguero, que podía verse a gran distancia. No había rastro de nidos de escarabajos, mariquitas ni ningún otro: sólo el hormiguero.

Y la hormiga se dio cuenta de que eran precisamente las normas, el espíritu de sacrificio, la obediencia y el esfuerzo de todas las hormigas, lo que hacía posible que su obra conjunta fuera muchísimo mayor que lo nunca pudiera haber conseguido insecto alguno, y se sintió realmente orgullosa de ser hormiga. FIN.

Si preguntamos a casi cualquier persona si le gusta recibir órdenes (o sea, mandatos, mandamientos), esperamos oír la consabida respuesta: "Soy libre. No me gusta que manden." O algo parecido.

Al mismo tiempo, uno ve que la gente sí que sigue instrucciones, a veces muy detalladas. El comercio les dice cómo vestirse, adónde divertirse, qué música escuchar, de quién enamorarse.

Además, recibimos de los médicos, los policías y los profesores multitud de mandatos, que, en general, no llevan ese nombre, pero que lo son. El médico por ejemplo me prohíbe ciertos alimentos, o me manda que vuelva a su consultorio en tres semanas. Y yo obedezco.

Nuestra obediencia, pues, tiene una razón de ser: nuestro placer, provecho o protección. Se entiende entonces que desobedecemos a Dios porque no encontramos ninguno de esos tres. Y no los encontramos porque conocemos poco de sus planes y de su voluntad. Eso quiere decir que cuando conozcamos mejor al Señor iremos aprendiendo a obedecer mejor y sobre todo con más amor y fidelidad.

“Escucha, Israel; cuida de practicar lo que te hará feliz y por lo que te multiplicarás, como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel" . (Dt 6,3).


Guión Litúrgico:

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