DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO

CICLO A 29.01.2017

JESÚS NOS ENSEÑA EL CAMINO DE LA FELICIDAD.


“Bienaventurados los pobres en el espíritu”. (Mt 5,1-12a)
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."




Cuento: “Tu mayor tesoro”:

Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de luna llena, mientras pensaba en su vida y reflexionaba…

"Si tuviera un auto nuevo, sería feliz"

"Si tuviera una casa grande, sería feliz"

"Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz"

"Si tuviera una pareja perfecta, sería feliz"

En ese momento, tropezó con una bolsita llena de piedras y empezó a tirarlas una por una al mar cada vez que decía: "Sería feliz si tuviera..."

Así continuó pensando en todo lo que no tenía y que por lo tanto impedía su felicidad. De pronto se dio cuenta de que solo le quedaba una piedrita en la bolsa y la guardó.

Al llegar a su casa y vaciarse los bolsillos vio que aquella piedrita, era un diamante muy valioso.

¿Te imaginas cuantos diamantes arrojó al mar sin apreciarlos?

Cuántos de nosotros pasamos arrojando nuestros preciosos tesoros, por estar esperando lo que creemos perfecto, o soñando y deseando lo que no tenemos, sin darle valor a lo que tenemos cerca.

Mira a tu alrededor y si te detienes a observar, te darás cuenta cuan afortunado eres, muy cerca de ti está tu felicidad y no le has dado la oportunidad de demostrarlo.

Observa bien lo que tienes, tal vez sea un diamante valioso.

En realidad, cada día es un diamante precioso, valioso e irremplazable.

Depende de ti aprovecharlo o lanzarlo al mar del olvido para nunca mas poder recuperarlo.

Las Bienaventuranzas que nos propone Jesús son el camino hacia esa felicidad que tanto ansiamos, son los “diamantes” que el señor nos ofrece para que nos realicemos plenamente aquí en la tierra y para llegar al Reino de los cielos.

"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos" . (Mt 5,3).


Guión Litúrgico:

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