Reflexión: “Robo en la escuela”:
Juanito asistía a una escuela donde se castigaba duramente el robo, la mentira, y la desobediencia. Una mañana, cuando Juanito tenía más hambre que de costumbre, porque no había desayunado, no resistió la tentación de sacar dinero del bolsillo de Santiago para comprar pan.
Santiago avisó al profesor que alguien le ha robado. Inmediatamente, el profesor puso en la pizarra: “ROBO, 10 latigazos”. Mirando fijamente a cada uno, preguntó quién era el ladrón.
Nadie respondió. Al fin se escuchó unos sollozos desde un rincón. Juanito, con la cabeza hundida en las manos, confesó su culpa: “Yo... tenía... mucha hambre. No sabía qué hacer... Perdón.”
Algo extraordinario sucedió ese día. Santiago se compadeció de su amiguito y pidió al profesor que lo castigara a él en su lugar, porque sabía que su compañero muchas veces pasaba hambre.
Juanito no supo cómo agradecer a su compañero. Lo abrazó fuertemente y dijo: “Gracias, muchas gracias. Nunca lo olvidaré, nunca lo olvidaré.”
Más tarde, alguien habló a Juanito acerca del Señor Jesús y que Él fue castigado en nuestro lugar para salvarnos del pecado. En ese momento Juanito recordó con agradecimiento lo que Santiago había hecho por él.
Recién terminadas las fiestas navideñas, la Liturgia de la Palabra nos invita a mirar a Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y meditar en su entrega Pascual a través de la cual nos ha reconciliado con Dios.
"Así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, se aparecerá por segunda vez sin relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación" . (Hb 9,28)
Guión Litúrgico: