Cuento: “El sembrador”:
“Un anciano muy pobre se dedicaba a sembrar árboles de mango. Un día se encontró con un joven que le dijo: ¿Cómo es que a su edad se dedica a plantar mangos? ¡Tenga por seguro que no vivirá lo suficiente para consumir sus frutos!
El anciano respondió apaciblemente: Toda mi vida he comido mangos de árboles plantados por otros. ¡Que los míos rindan frutos para quienes me sobrevivan!
Continuando con su explicación el sembrador sentenció: Habitamos en un universo en el que todo y todos tienen algo que ofrecer: lo árboles dan, los ríos dan, la tierra, el sol, la luna y las estrellas dan. ¿De dónde, pues, esa ansiedad por tomar, recibir, amasar, juntar, acumular sin dar nada a cambio? Todos podemos dar algo, por pobres que seamos. Podemos ofrecer pensamientos agradables, dulces palabras, sonrisas radiantes, conmovedoras canciones, una mano firme y tantas otras cosas que alivien a un corazón herido. Yo he decidido dar mangos, para que otros, que vengan después que yo, los disfruten.
Y tú jovencito, preguntó el anciano, ¿has pensado en lo que quieres dar?”
La Liturgia de este domingo nos recuerda que Cristo no se conforma con darnos cosas sino que se entrega él mismo para la vida del mundo. Esta celebración del Corpus es sobre todo la fiesta del Amor de un Dios que se entrega totalmente; Por eso la Iglesia celebra también hoy el día de Cáritas, el día de la caridad. Pidámosle al Señor la gracia de ofrecer siempre nuestra manos generosa a todo aquel que lo necesite.
“Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre”. (Jn 6,58).
Guión Litúrgico: