Narración: “FUE EL MISMO DIOS”:
Hace unos días alguien me cuestionaba la divinidad de Jesús… “Fue solamente un hombre”, me decía… y en cierto modo tenía razón: Jesús fue un hombre común y corriente… «semejante a nosotros en todo, excepto en el pecado», nos dice San Pablo… esa es la parte más fascinante del Misterio de Cristo… que siendo Dios omnipresente, omnipotente y omnisciente… Creador de todo cuanto existe… un día, por amor a ti y a mí, decidió despojarse de su divinidad… para ser como nosotros…
No sé si alguna vez te has puesto a pensar lo que significa la Encarnación… Dios lo sabe todo, lo puede todo y lo abarca todo… sin embargo, decide renunciar a todo eso y nacer como un niño pequeño e indefenso… someterse a las leyes de la naturaleza significa que tuvo que aprender a hablar y caminar como cualquier niño… tuvo que ser alimentado y protegido por sus padres… sintió hambre, frío, calor… se enfermó y sintió dolor… su cuerpo experimentó el cansancio, la fatiga, el miedo, la angustia y la ansiedad… Dios conoce personalmente todo lo que tú y yo pasamos… porqué Él también lo sufrió…
Como hombre, Dios enfrentó las tentaciones del demonio, del mundo y de la carne… como hombre, tuvo momentos de debilidad… y como hombre venció siempre, rechazando el pecado en todos sus matices… esa es una de la cosas que vino a mostrarnos… que se puede vivir en la «perfección» a pesar de nuestra condición humana…
Dios se hizo hombre, sí… pero Dios nunca dejó de ser Dios… aunque se anonadó y despojó de su gloria y majestad… su naturaleza divina siempre estuvo presente, coexistiendo junto con la naturaleza humana que asumió… unión hipostática, le llaman los teólogos a esa unión perfecta de sus dos naturalezas… verdadero Dios y verdadero hombre, nos enseña la Iglesia… un Misterio maravilloso y fascinante, encuentro yo… Misterio que nos sobrepasa… y nos envuelve… y nos invita a creer…
De eso se trata la fe… de creer más allá de lo evidente… de experimentar a Dios en tu vida, no sólo con el intelecto, sino con el corazón… cuando nos abrimos a su Amor y Misericordia… podemos comprender que Quien entregó su vida para que nosotros viviéramos, fue el mismo Dios…
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios”. (Lc 1,35).
Guión Litúrgico: