Reflexión: “Sine dominico non possumus”
En el año 304 dC fueron apresados un grupo de cristianos en Abitina, en la actual Túnez, porque habían sido sorprendidos celebrando la eucarística dominical; esto estaba prohibido y el castigo era la muerte; así que fueron llevados ante el juez… y a la pregunta de por qué lo habían hecho, respondieron: “Sine dominico non possumus!” (Sin el domingo no podemos)…
El don de la Eucaristía es el don de Dios mismo, de Jesucristo que se hace presente en medio de su Iglesia para alimentarla, sostenerla, sanarla… Por eso hoy, al igual que aquellos primeros cristianos, no podemos vivir sin el don de la Eucaristía, sin el don de Jesucristo vivo y presente en medio de nosotros.
“Yo soy el pan vivo, bajado del cielo, si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo (Jn 6,51)
Guión Litúrgico: