Reflexión: “El Lago”:
El lago no es sólo un gran charco de agua. Hay otros elementos diversos y "personales" integrados en comunidad: la montaña, los árboles y arbustos, pájaros, patos, insectos... y más adentro, en lo profundo, los peces. En toda comunidad/lago se encuentran algunos de estos elementos.
Los ARBOLES: miran al lago de lejitos, se nutren de él pero no se mojan... Son los que ven actuar al grupo pero miran desde afuera, no se animan a meterse mucho, pues no sienten, no ven o no quieren compartir el compromiso. No obstante, algunos colaboran con apoyo logístico para que el lago sea lo que debe ser.
Los PAJAROS: sobrevuelan la superficie, alegran con su canto, dan vida al paisaje. Pero también desde afuera. Dependen mucho del mundo exterior. Y si el lago no les ofrece todo lo que pretenden, vuelan a otro, y así, migratorios, se sirven del lago más que procurar servir ellos al lago.
Los PATOS: pasan en la superficie la mayor parte del tiempo, sólo se meten zambulléndose para alimentarse. Y son de temporadas...
Los TABANOS: ¡qué molestos ! Son los aguafiestas. Siempre zumbando alrededor. No saben alimentarse sin molestar. Opacan alegrías, sobre acentúan las tensiones, ponen los nervios "de punta", y cuando se posan sobre alguno, pican con dolor y hasta con posterior infección. Menos mal que duran poco, y si sopla un poco de viento fresco, no molestan más.
Los PECES: viven metidos en silenciosa convivencia, se mueven con libertad; en el lago están como en su casa. Pocos los ven, aunque muchos saben de su presencia. Se nutren en su ambiente.
Nosotros, lo mismo que esos primeros discípulos, tenemos que aprender a pasar el día con Jesús, tenemos que aprender a quedarnos con Jesús, a vivir en él como los peces en el lago. No es simplemente oírle a lo lejos, ese no es el ideal del discípulo, el discípulo le escucha de cerca, aprende a convivir con Él.
“Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí”. (Jn 15,4).
Guión Litúrgico: