DOMINGO I DE CUARESMA

CICLO B

JESÚS VENCE AL TENTADOR.


“Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían”. (Mc 1,12-15)
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio."




Cuento: “La hoja y el árbol”:

Había una vez un árbol muy antiguo y de mucha experiencia. En este árbol había una hoja verde, recién crecida, que se agitaba al soplo del viento. El corpulento árbol la nutría con su savia y la hoja se encontraba muy bien y estaba dichosa. Un día, el viento, acariciándola, le murmuró: "¿Qué haces tú, tan bella, adherida a este tronco? ¿Quieres venir conmigo? Te enseñaré a bailar en los aires y serás libre". El árbol aconsejó a la hoja que no se separe de él. Pero la hoja quiso escuchar más bien al viento. Se desprendió del árbol y bailó en los aires. Pero cuando se dio cuenta de que este baile era cuesta abajo, ya era tarde. Cayó en el fango y allí se secó.

Nosotros somos como la hoja que está unida al tronco. Ustedes saben quién es el tronco:... (Dios). El nos alimenta, nos da seguridad y cuida para que seamos felices. Y Dios ha puesto unos ayudantes suyos. ¿Quienes son?... (Nuestros padres, la Iglesia, los catequistas, todos los que se preocupan por nosotros). Así es. Es como si fuera Dios el tronco enorme, la Iglesia las ramas gruesas y los padres las ramas y nosotros las hojas que nos movemos al viento. ¿Y qué nos dice el viento?... (Que bailemos con él). ¿Y cómo terminaremos?... (En el fango, secos). Nosotros preferimos, en cambio, seguir unidos... (Al tronco). ¿Qué tentaciones ofrece el diablo a nosotros? Recordemos cómo procedía con Jesús. ¿Le sugería a pensar en los demás?... (No, en sí mismo). Ahora pongámonos a pensar: Cuándo dejamos de pensar en los demás y sólo pensamos en nosotros mismos ¿qué estaremos haciendo?...

Jesús ha ganado. ¡Viva Jesús el campeón!

Jesús nos enseña que Él no está dispuesto a vivir cumpliéndose sus deseos. Él no es como el genio de la lámpara, que hace los tres caprichos que su amo le ordena. Jesús no tiene el sueño de todos los hombres: ser los dueños del mundo.

Tampoco quiere aprovechar sus dones y carismas para hacerse famoso, para ganar dinero, para tener muchas comodidades o privilegios. Jesús gana, porque no se aleja de Dios ni de cumplir con su misión: ¡implantar el Reino de Dios!

“Y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal”. (Mt 6,13).


Guión Litúrgico:

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